Sin título 1
La tristeza de vivir me invade cada tanto. Viene y se va, a veces me saluda como una vieja conocida (no amiga) y pasa directo al fondo de mi cráneo, o al medio de mi espina dorsal. Me salpica la cara de agua fría y me da un par de cachetadas, y me despabila un poco. Es ahí cuando me siento agradecido y rabioso a la vez.
En cambio la alegría de vivir, está siempre presente.
En cambio la alegría de vivir, está siempre presente.