Endomancia

sábado, junio 25, 2005

Sin título 1

La tristeza de vivir me invade cada tanto. Viene y se va, a veces me saluda como una vieja conocida (no amiga) y pasa directo al fondo de mi cráneo, o al medio de mi espina dorsal. Me salpica la cara de agua fría y me da un par de cachetadas, y me despabila un poco. Es ahí cuando me siento agradecido y rabioso a la vez.

En cambio la alegría de vivir, está siempre presente.

Lazy evaluation

Por demanda escribo este post. Por demanda cumplo con mis obligaciones y con otros pedidos no tan formales. A veces pienso que por demanda me arrimo a la vida. La ley del menor esfuerzo, como le dicen, no siempre implica vagancia. Un vago no cumple, pero un perezoso cumple con lo mínimo indispensable.

¿Por qué lo hago?

Quizás para tener más tiempo y poder encerrarme en mi mundo, que es más amigable que el tuyo, aunque menos ingenuo. Suena paradójico, pero acá adentro es más real de lo que vos (que estás afuera) pensás. Después de todo, cada uno tiene su propia concepción de cómo funciona la cosa, y ninguna es más verdadera que las otras. El problema es que yo no te puedo comunicar la mía, porque todavía (después de diez años más o menos) no encuentro las palabras.